Rituales con cannabis en un templo judío dedicado a Yahvé
- Ex Oriente Lux
- 20 oct 2020
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Las excavaciones arqueológicas de Tel Arad, que durante los años 60 dieron un gran conocimiento de la historia de la fe en Yahvé al exhumar un templo del siglo VIII paralelo al de Jerusalén, vuelven ahora a la actualidad gracias a un artículo presentado al público el 20 de este último mayo en la prestigiosa revista Tel-Aviv: Journal of the Institute of Archaeology of the Tel-Aviv University. Los investigadores Eran Arie, Baruch Rosen y Dvory Namdar presentan en el número 47 de la revista un detallado análisis químico de las sustancias que aparecieron en los altares que presidían la entrada a la cella del templo de Tel-Arad, un templo coetáneo del Primer Templo de Salomón en Jerusalén. Algo que en su día resultó problemático debido a la ya conocida tradición bíblica según la cual para Yahvé sólo podía haber un templo, el de Jerusalén. Aunque existieron otros templos dedicados a Yahvé en el reino norteño de Israel, la existencia de otro templo que no fuera el de Jerusalén en el mismo reino de Judá causó asombro y remarcó lo mucho que se ignora de este período. El santuario, localizado en el interior de la fortaleza de Tel-Arad, consta de un patio rodeado por una tapia, el conocido como haṣer; una zona de almacenamiento al norte del patio; una sala principal (hekal) al oeste de patio y almacén, y un pequeño nicho o cella (debir) al oeste de la entrada a la sala principal. En el patio se construyó, en una segunda fase, un altar con piedras sin trabajar.

Ted Arad es una antigua ciudad en ruinas situada a pocos kilómetros de la ciudad israelí de Arad. Es un montículo arqueológico ubicado al oeste del mar Muerto y rodeado de montañas conocidas como la llanura Arad, perteneciente a la zona del desierto del Neguev, en la zona sur de Israel. La ciudad, nombrada en dos ocasiones en la Biblia (Números y Josué). En las excavaciones del yacimiento se hallaron una colección de 200 óstracas (inscripciones hechas en tablillas de barro cocido), que abarcan un periodo histórico que va desde fecha desconocida hasta el año 607 a. C., coincidiendo con el periodo bíblico de la época de los Jueces de Israel hasta la invasión babilónica de Judá. Se ubicaba en una importante ruta de comercio, y fue destruida y reconstruida varias veces a la largo de su historia. Dividida en dos partes, una baja y otra más alta en la que se encuentra la así llamada Casa de Yahvé, un lugar considerado sagrado, donde se han venido haciendo ofrendas desde los días de los reyes David y Salomón, hasta tiempos recientes. El santuario de Arad y el Primer Templo de Jerusalén, construido en algún momento alrededor del siglo X a. C., son arquitectónicamente similares, según el estudio, considerando el eje este-oeste sobre el cual ambos están construidos y cómo se dividen las áreas, una imagen que podría aludir a similitudes en los rituales de culto realizados en estas estructuras, agregó el estudio. De acuerdo con investigaciones anteriores, el santuario puede haber sido enterrado por razones rituales o por el deseo de protegerlo de los peligros de la ocupación y destrucción asirias, según el estudio. La remodelación en 2007-2010 de algunas salas del Museo de Israel en Jerusalén, donde están reconstruidos los restos de la cella de Tel-Arad, dio pie a nuevos análisis de los altares,cuyos resultados fueron los siguientes: En ambos altares se conservaron, prácticamente en el centro de su superficie, sendas manchas de productos orgánicos que han sido ahora analizados. En el altar de más altura, el izquierdo, los análisis han revelado la existencia de restos de resina incienso (frankincense) mezclada con grasa animal. El incienso y la mirra fueron utilizados regularmente en el culto a Yahvé tal como se expone en numerosos pasajes de la Biblia. Además, durante el siglo VIII los registros arqueológicos de la zona de Tel-Arad documentan el comercio de incienso desde el sur, vía Arabia, hacia el norte pasando por la zona de la fortaleza.

En cuanto al altar de menor tamaño, la sorpresa de encontrar restos de resina de cannabis ha sido enorme. La resina estaba mezclada con estiércol para permitir su quema. En cuanto a la finalidad buscada al usar cannabis, los autores apuntan que no debe despreciarse la idea de producir efectos psíquicos en los presentes, un objetivo ya conocido en otros lugares de Oriente Próximo y el Egeo: en Creta hubo un culto extático; ha aparecido opio en Chipre, y no hay que olvidar la “diosa de las adormideras” de Gazi, en Creta.
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