La desertificación de los campos de cultivo sumerios por la sobreexplotación agrícola
- Ex Oriente Lux
- 19 abr 2021
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Actualizado: 4 may 2021
En la antigüedad, Mesopotamia se caracterizó por ser una región fértil, donde prosperaron las actividades agrícolas, ganaderas y comerciales. Por esta razón, la región fue conocida como la Media Luna fértil. Allí tuvo lugar el desarrollo de múltiples culturas a lo largo de la historia: los sumerios, los acadios, los babilonios y los asirios.
Su economía, como en muchas otras civilizaciones fluviales, se basaba principalmente en la agricultura. Los primeros poblados neolíticos se asentaron en zonas fértiles, generaron excedentes agrícolas y ganaderos que les permitieron un aumento progresivo de la población, de la artesanía (nuevos oficios como alfareros, tejedores, orfebres, canteros, etc.) y del comercio. Esto hizo posible el paso de la aldea a la ciudad. Utilizando estos ríos y sus canales como principales vías de comunicación. Esta transformación necesitó del control del curso de los ríos para garantizar las cosechas, la coordinación del trabajo de las personas, la defensa de la ciudad, el control del pago de impuestos y el establecimiento de normas de convivencia (leyes). De todos estos logros culturales destacó la invención de la escritura, que permitió un mayor conocimiento de los pueblos del pasado e iniciando el paso a un nuevo periodo conocido como Historia.
La fama de zona muy fértil que poseía Mesopotamia era bien conocida, incluso era mucho más fértil que las tierras egipcia bañadas por el Nilo. De la gran fertilidad de los campos de cultivo en Mesopotamia nos habla el padre la Historia, Heródoto, quien visitó la región en el siglo V a. C.:
"Las tierras se riegan con el agua del río, pero no con inundaciones periódicas como en Egipto, sino a fuerza de brazos y norias. En los frutos de Ceres es tan abundante y feraz, que da siempre doscientos por uno; y en las cosechas extraordinarias suele llegar a trescientos. Allí las hojas de cebada tienen de ancho, sin disputa alguna, hasta cuatro dedos. Estoy persuadido de que parecerá increíble a los que no hayan visitado la comarca de Babilonia cuanto dijera tocante a los frutos de aquel país ".
A pesar de que a los ojos de un griego Mesopotamia pareciera en esa época un jardín fértil para el cultivo, lo que el bueno de Heródoto no sabía es que estas tierras habían perdido paulatinamente la gran fertilidad de la que gozaban antaño por culpa de la sal y de la sobreexplotación del suelo.
La fertilidad de estas tierras tiene que ver con los muy altos rendimientos de las tierras áridas cuando se las riega, y que contrastan de un modo impresionante con el desierto que las rodea. Por la misma ausencia de lluvias, el suelo conserva sus minerales originarios, que no han sido disueltos o arrastrados por el agua.
La sal es antiguo enemigo de lo verde: la sal seca los tallos, hace quebradizas las hojas, esteriliza las semillas. Desde la antigüedad, la más trágica de las condenas ha sido sembrar un campo de sal, con la certeza de que jamás volverá a crecer la hierba. La sal está cruzada con la historia de la primera civilización conocida, la sumeria, que se desarrolló en la zona mesopotámica hace unos 6 mil años. En el transcurso de 2 mil años, los sumerios usaron prácticas de irrigación que salinizaron el suelo de tal manera que ya no volvió a regarse y permanece inutilizado. Todas las aguas, aún las que no parecen saladas, tienen una cantidad de sales disueltas. Esas pequeñísimas cantidades no se evaporan nunca, pero el agua sí lo hace, o desaparece absorbida por las plantas. Así aumenta el contenido salino de las aguas que quedan (es decir, de las que no se evaporaron o las plantas no absorbieron). Esas aguas se filtran lentamente hasta alcanzar las napas subterráneas, las que, con el correr del tiempo, se van volviendo cada vez más salinas.

Las propias características del terreno agravan este proceso, ya que, en la zona hay demasiados sedimentos salinos por haber estado una vez bajo el mar. Mientras la tierra está seca la sal queda allí, en su lugar, sin afectar el resto del ecosistema. Pero el exceso de riego la disuelve y, además, se va creando una napa subterránea artificial, cada vez más cerca de la superficie. Y en la Mesopotamia no había sistemas naturales o artificiales para retirar el exceso de agua. ¿Por qué no pudieron verlo a tiempo? Al principio, el ritmo es lento, la tierra sigue siendo negra y sólo pareciera que la fatalidad ha traído una mala cosecha. Después, las cosechas buenas son solo un recuerdo lejanísimo y finalmente se olvidan. La tierra cambia de aspecto, toma un color gris: ahora parece vieja y agotada. Las plantas crecen de otra manera: el trigo se seca con la sal, la cebada es capaz de resistirla mejor. Hacia el 3500 a.C., se cultivaban en la región la misma proporción de trigo y de cebada. En el 2500, el trigo era solamente la sexta parte de la cosecha total, y hacia el 1600 a.C. ya no se cultivaba trigo en la Mesopotamia. En ese tiempo, los campos dejaron de producir 2 toneladas por hectárea para dar cosechas de apenas 700 kilos por hectárea. La mejor tierra del mundo había dejado de serlo. Algunas de las grandes ciudades de la región se convirtieron en aldeas, en tanto que otras fueron completamente abandonadas. Finalmente, se llega a una situación extrema: la región queda cubierta por una espesa costra blanca, el suelo es inútil para la agricultura y las cabras terminan de arrancar los pocos pastos que aún crecen. Enormes extensiones quedan desoladas y brillan como campos nevados. Una de las consecuencias de este proceso es la gran expansión del cultivo de la palmera datilera en el sur de Mesopotamia, donde jugó un importante papel. Allí, en la Baja Mesopotamia, se daban condiciones muy favorables para el cultivo de la palmera, árbol que prospera en suelos salinos y en climas dominados por las altas temperaturas.

Estudiosos como Thorkild Jacobsen y Robert McC. Adams argumentaron que esto provocó una crisis ecológica en Babilonia entre los siglos XVIII y XVII a. C. problema causado por el alto contenido de sal del suelo y su sistema de riego trajo una cantidad creciente de agua salina a la superficie. Sin embargo, que las civilizaciones mesopotámicas no cayeran en el colapso absoluto es debido a que aunque tarde, los mesopotámicos se dieron cuenta del problema y con el tiempo parece que desarrollaron técnicas que mejoraron este problema: control de la cantidad de agua salada, agua vertida en el campo, lixiviación del suelo, quitar la sal y la más importante de todas, la práctica de dejar la tierra en barbecho. Esta técnica agrícola en la que la tierra cultivable se deja sin sembrar durante uno o más ciclos vegetativos con el objetivo del barbecho es permitir que la tierra se recupere y almacene materia orgánica mientras retiene la humedad. Sin duda un gran invento mesopotámico que Europa no redescubriría hasta la Edad Media.
Aunque no es seguro que la salinización de la tierra en el sur de Mesopotamia realmente haya provocado una caída de la producción y una crisis a largo plazo, esto sí constituyó un problema constante año tras año que les obligó a no sobreexplotar las tierras de cultivo y a dedicar grandes esfuerzos humanos para retirar la sal acumulada.
BIBLIOGRAFÍA:
LA DESERTIFICACIÓN DE BABILONIA Antonio Elio Brailovsky*. 1994. Mundo Orgánico, Bs. As., 1(3):40-43. *Escritor, Prof. Titular en la U.B.A. y en U.B.
M. Liverani, «Reconstructing the Rural Landscape of the Ancient Near East» in Journal of the Economic and Social History of the Orient 39, 1996, p. 1-49
Me parece muy interesante el tema de su sistema de producción agricola, aunque observo que fue muy similar a la que fue utilizado en diferentes lugares de América
Una pregunta, a que año exactamente se remonta su antigüedad del pueblo de los sumerios y quien es el padre de la cultura sumeria