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El Enuma Elish: el mito babilonio de la creación

  • Foto del escritor: Ex Oriente Lux
    Ex Oriente Lux
  • 22 sept 2020
  • 6 Min. de lectura

El Enuma Elish es un poema babilónico que narra el origen de la Humanidad. Enûma Elish (en acadio: «cuando en lo alto») son las dos primeras palabras del poema. Está recogido en unas siete tablillas de arcilla halladas en las ruinas de la biblioteca de Asurbanipal (669 a.C.- 627 a.C.), en Nínive. Fue recuperado por Austen Henry Layard en 1849 y una forma del mito fue publicada por primera vez por George Smith en 1876; la investigación activa y las nuevas excavaciones llevaron a la finalización de los textos y mejoraron la traducción. Cada una de las tablillas contiene entre 115 y 170 líneas de caracteres cuneiforme datados del año 1200 a. C. El poema está constituido en versos de dos líneas, y la función del segundo es enfatizar el primero mediante oposición, por ejemplo:


“Cuando en lo alto el cielo no había sido nombrado, no había sido llamado con un nombre la tierra firme de abajo”.

Según este mito, antes de que el cielo y la tierra tuviesen nombre (no tener nombre equivalía a no existir), la diosa del agua salada, Tiamat y su esposo, el dios del agua dulce, Apsu, engendraron una familia de dioses con la mezcla de sus manos, y estos a su vez a otros dioses. Estos nuevos dioses le disgustaban a Apsu, quien decidió destruirlos. Aunque uno de ellos, Ea, se anticipó a los deseos de Apsu haciendo un conjuro y derramando el agua sobre él, para luego comerlo. Ea, o Nudimmud (el que crea y procrea), junto a Damkina, engendró a Marduk, el dios de Babilonia. Al tiempo, Tiamat resentida por la muerte de su esposo decide tomar venganza y rebelarse, le da mucho poder a Kingu, su nuevo esposo, y le entrega las tablillas del destino. Marduk es nombrado por los dioses para enfrentar a Tiamat, accede con la condición de que se le invista con el poder absoluto sobre todos los dioses, finalmente vence a Tiamat, le mata y con su cuerpo crea el cielo y la arena. Luego a Kingu le arrebatan las tablas del destino. Marduk, exultante, planea realizar obras estupendas y las comunica a Ea:


“Amasaré la sangre y haré que haya huesos. Crearé una criatura amable, 'hombre' se llamará. Tendrá que estar al servicio de los demás dioses, para que ellos vivan cuidados por el hombre”.


Un dios habría de ser sacrificado para utilizar su sangre en la creación del hombre. Así, Marduk, a sugerencia de Ea, reunió a los dioses y les preguntó: “Quién instigó el conflicto? ¿Quién hizo rebelde a Tiamat y puso en marcha la guerra? Que sea entregado quien instigó el conficto” (VI:23-25). Los dioses trajeron al antiguo consejero y esposo de Tiamat, Kingu quien es condenado a morir por ser el jefe de la rebelión, y,. En honor a Marduk se construyó el Esagila (templo de la ciudad de Babilonia en honor a Marduk, el dios principal en época de Hammurabi) en el Etemenanki (zigurat, construcción escalonada de siete pisos, donde arriba del todo está el Esagila).


Terminadas las obras, Marduk reunió a todos los dioses en un banquete en el Esagila y proclamó: “Esta es Babilonia (Babel), vuestra morada asignada. ¡Complaceos aquí! ¡Sentaos con alegría!” (VI:72-73). En este contexto, Marduk confirmó las leyes que había establecido y se dividieron las tareas de los dioses. (VI:78-81). Anu tomó el arco de Marduk, con el que este había vencido a Tiamat, y, tras ponderarlo con palabras elevadas, lo fijó en el cielo junto con los otros elementos y lo hizo brillar (VI:82-91). Por último, los dioses entregaron a Marduk el reinado supremo: Anu puso un trono elevado para que se sentase Marduk, los dioses se comprometieron a obedecerle con juramento, y Ansar le dio el excelso nombre de Asaluhi (VI:92-101). Los dioses comenzaron entonces una larga oración exaltando a Marduk y recitando cada uno de sus cincuenta nombres (VI:121-VII:136). Por último, el mismo Ea, al escuchar esta letanía de nombres gloriosos de su hijo, proclamó: “¡Que se llame, como yo, Ea; que controle el conjunto de mis ritos; que administre todos mis decretos!” (VII:140.142). El Enuma Elish termina con una exhortación a recordar siempre los cincuenta nombres de Marduk y a no ser negligente para con él: “Un padre se los enseñará a su hijo, y han de ser explicados a los pastores” (VII:147-148). Porque “si uno no es negligente para con Marduk, el señor (Enlil) de los dioses, su campo florecerá y él mismo prosperará” (VII:149-150).


El poema puede ser visto como la historia de la eterna lucha entre el Orden y el Caos, puesto que muestra el arquetipo del guerrero que lucha contra el Caos, pese a no conseguir derrotarle nunca, por lo que la lucha es constante. Por ello, Marduk, dios de la luz y el orden, debe vencer a Tiamat, quien representa a la oscuridad y el caos. Tiamat es una diosa madre monstruosa e irracional, de naturaleza primitiva y vengativa, terrenal, que representa al mundo sensitivo y corruptible, mientras que Marduk obtiene la confianza de los dioses para instaurar el orden enfrentándose a ella, con el poder que le otorga la palabra y la ley, representando al mundo inmaterial e inteligible, el camino deseado por los dioses para crear el mundo civilizado.


Desde una perspectiva marxista sesgada, Erich Fromm, psicoanalista alemán, considera el Enûma Elish como la expresión poética de la transformación de la sociedad desde el matriarcado al patriarcado, más precisamente el cambio de paradigma de la fertilidad de la tierra como fuente de la vida y la creación a la razón como fuente de la creación humana, dando el paso desde una sociedad primitiva basada en una autoridad racional a una en que la autoridad está basada en el poder.


Hay que señalar algunos puntos en común con otras religiones, por ejemplo, en un caos acuoso que se encuentra en las obras egipcias, fenicias y védicas; y que el análisis lingüístico de los textos de ambos sistemas de creencias se complica por una raíz semítica común para ambos idiomas. En cuanto a la creación del hombre, existen similitudes en cuanto al uso de polvo o tierra (arcilla) para su creación. El Enuma Elis contiene numerosos paralelismos con el Antiguo Testamento y ha llevado a una conclusión general entre algunos investigadores de que las historias paralelas del Antiguo Testamento se basaban en el trabajo mesopotámico. Estos son dos ejemplos de la similitud existente entre el Génesis y el poema de Enûma Elish. Tableta nº 1, líneas del 1 al 9. Se refieren a la creación de la Tierra.


Transliteración y traducción del texto

1 E-nu-ma e-liš la na-bu-ú ša-ma-mu 2 šap-li-iš am-ma-tum šu-ma la zak-rat 3 Apsû–ma riš-tu-ú za-ru-šu-un 4 mu-um-mu Ti-amat mu-al-li-da-at gim-ri-šu-un 5 meš-šu-nu iš-te-niš i-ḫi-qu-ú-ma 6 gi-pa-ra la ki-is̟-s̟u-ra s̟u-s̟a-a la s-̕ 7 e-nu-ma ilâni la šu-pu-u ma-na-ma 8 šu-ma la zuk-ku-ru ši-ma-tú la ši-ma 9 íb-ba-nu-ú-ma ilâni ki-rib ša-ma-mi 1 Cuando en lo alto, el Cielo no había sido aún nombrado, 2 y debajo, la Tierra no había sido mencionada por nombre, 3 nada existía excepto Apsû, el antiguo, su creador, 4 y el caos, Tiamat, del que todo fue generado. 5 Las aguas se agitaban en un solo conjunto 6 y los pastos no se habían aún formado ni existían los cañaverales. 7 Cuando aún ningún astro podía verse, 8 ninguno tenía un nombre cuando los destinos no se habían aún establecido. 9 Entonces, los astros fueron hechos visibles en medio del cielo


Tableta nº 5, líneas 14 a 22. Habla de la creación de Nannar, la luna, y de que Dios le encomienda el encargo de medir el tiempo y de vigilar y adornar el día y la noche.



14 ar-ḫ̮i-šam la na-pat-ka-a ina a.gi-e u-s̮ir 15 i-na rêš arḫi-ma na-pa-ḫi i-na ma-a-ti 16 k̟ar-ni na-ba-a-ta ana ud-du-u 6 u-mi 17 i-na ûmi 7-kan a-ga-a šum-šu-la 18 umu 14-tu lu-u šu-tam-ḫu-rat meš-li-u 19 e-nu Šamaš i-na i-šid šamêe ….-ka 20 ….-ti šu-tak̟-s̟i-ba-am-ma òi-ni ar-….-us 21 …. A-na ḫar-ra-an Šamaš šu-tak̟-rib-ma 22 ina umi….kan lu šu-tam-ḫu-rat-ilu Šamaš lu ša-na-…. 14 Todo mes sin descanso, darás señales con tu disco, 15 al comienzo del mes, cuando inicies a iluminar el territorio, 16 con el resplandor de tus cuernos indicarás los primeros seis días, 17 el séptimo día mostrarás la mitad de tu disco, 18 en catorceavo día te opondrás al sol: será la mitad del mes, 19 cuando a levante te unas al sol, 20 disminuye tu disco y empieza a decrecer, 21 en el día de la oscuridad te acercarás al recorrido del sol, 22 En el día vigésimo noveno, volverás hacia la puesta del sol

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